Aquí os presento una colección de piedras armeras que he ido fotografiando en mis recorridos por Aragón, que han abarcado todos sus municipios y no pocos de sus pueblos. Espero que me ayudéis a ampliarla y perfeccionarla y que vuestros comentarios sirvan para hacer nuevas excursiones por esta preciosa región que encierra grandes sorpresas en sus pueblos y carreteras: hermosísimos monumentos y paisajes de los que por desgracia muy poco hay escrito.
        La heráldica mural lo tiene todo: es parte de la ciencia emblemática; es arte por escultura y arquitectura; es historia por su significado y origen y es naturaleza por su situación en casonas de pueblo y por los caminos que llevan hasta ellas. Pero también es curiosa y divertida, porque los maestros canteros de hace varios siglos esculpían de un modo muy liberal los muebles heráldicos, que además representaban animales o cosas de los que no tenían ni idea. Tallaban sus piedras, en el mejor de los casos, sobre un modelo dibujado del escudo, pero otras veces las copiaban de una piedra medio borrada, o trabajaban sobre una descripción emblemática, o simplemente según las explicaciones del hidalgo que hacía el encargo.
        Por eso pasa lo que pasa: tres cabezas de querubines alados terminan por convertirse en tres moros con un tremendo bigotazo; dos leones enfrentados y linguados parecen gays dándose el pico; un buey renversado aparece haciendo un calvo; una banda engolada tiene como dragantes a dos señores sacando la lengua, un león parece estar violando a una garza; hubo en el Pirineo un híbrido de perro y mona que pasaba por león... etc. etc.
        Con todo ello, se dificulta mucho identificar un escudo. Son relativamente pocos los que llevan escrito el apellido del titular, en tallas de piedra casi nunca se definen los esmaltes, los muebles están desdibujados por la intemperie o por la mano de algún inculto desalmado, los nombres originales de las casonas están olvidados en pueblos casi totalmente deshabitados. Y los hidalgos de los pueblos alejados, interpretaban y ordenaban las armas de su familia bastante a su capricho.
        No importa (al menos, no me importa). Aunque no seas capaz de poner un nombre exacto a un escudo, para fotografiarlo o para localizarlo has hecho una bonita excursión en coche, te has dado un paseo por un pueblo que no conocías y has visto un par de casonas nobles sensacionales. Eso, y un bocata de jamón o dos si son pequeños. Y ahí te queda el recuerdo.
        Como veréis no todos los escudos son antiguos, ni todos son de apellidos. Hay algunos ejemplos de "Heráldica Corte Inglés"(cada vez más extendida por más que casi nunca justificada), que he fotografiado para tener pistas de los apellidos de la zona o porque me han gustado por cualquier razón. Hay escudos de pueblos con más o menos mérito y tradición y hay incluso dovelas talladas, claves de portalón o adornos de fachada que por su elegancia o motivos he incluido como piedras armeras. Después de todo, este archivo no tiene ninguna pretensión científica; yo me lo he pasado muy bien haciéndolo y si algún estudioso, doctorando o masteresa/o cree que le puede ser útil para redactar un docto trabajo, todo el material y las fotos originales si son menester, quedan desde ahora a su disposición.
        Y ójala este trabajo sirva para que se les de a las piedras armeras el enorme valor que tienen. Vais a ver ejemplos que espero sirvan de escarnio de escudos rotos para abrir una ventana, con un hierro clavado para soportar un balcón, demediados para corregir la forma de una puerta antigua... Y sobre todo, con infamantes cables de luz que los atraviesan sin el menor respeto. No veréis, o será por poco tiempo, los que han sido vendidos a marchantes sin escrúpulos y los colocados en portalones o fachadas en ruina inminente.